jueves, 12 de abril de 2018

Como comencé a tomar clases de guitarra





Debería empezar explicando cuanto disfruto la música. En realidad no es que sepa distinguir todos los estilos que existen. No puedo decir que soy una experta en el tema. Más bien creo que se trata solo de sentirla y disfrutarla. Crecí escuchando cada fin de semana y en cada viaje en auto con mi papá a Roberto Carlos, Camilo Sesto y demás cantantes de su época. Cuando niña tomé clases de danza y un poco de piano. Y hoy en día desde que me despierto escucho música mientras me alisto para el trabajo (tengo una pequeña bocina bluetooth que llevo conmigo por la casa); antes de subir al carro ya se que canciones escucharé (y cantaré) mientras manejo hacia el trabajo. Y mientras tenga trabajo en la computadora se que podré desconectarme  del resto del mundo con mis audifonos. Y mi lista de canciones guardadas en Spotify...bueno, es una extraña mezcla que va desde Frank Sinatra, pasando por The Beatles, The Beach Boys, hasta Zoe, Natalia LaFourcade y Mon Laferte. Además de cuanta canción escuche por ahí, me gusta y la agregó aunque ni conozca a quien la cante. Y claro, mi playlist de huapangos que no podía faltar. Todos conviviendo en la misma cuenta, ja!

Pues bien, tarde o temprano quise también tocar música. Por mucho tiempo tuve la cosquillita de aprender a tocar la guitarra. Y un día me decidí y fui y me compré una; que se quedó guardada en su caja por otros dos años mas o menos. Algunas veces intentaba ver tutoriales de YouTube pero como que nada más no. Hasta que encontré una escuela que daba clases los sábados. O más bien creo que no la daban pero cuando marqué para preguntar el maestro si aceptó tomarla. Y así fue como comencé en febrero del año pasado.

Fue muy díficil al principio, y doloroso también porque las cuerdas se te marcan en los dedos. Pero aunque claro que me frustaba, a veces practicaba hasta que los dedos se me ponían tan rojos que ya el simple tacto de cualquier otra cosa me lastimaba.



Y así después de varios meses (desearía decir que fueron pocos, pero no) puede tocar medianamente bien dos círculos completos. El de Sol y el de Do. Entonces pude buscar un par de canciones que solo llevan estos círculos, y con ayuda de mi hermana empezamos a destrozar la canciones.

Es importante mencionar las personas que me han apoyado, como los amigos que atormento pasándoles por whatsapp las notas de voz  que grabo con mis ensayos. Quiero pensar que las escuchan.  Los que me hacen bromas, (quiero creer que en buena onda) como mi mamá que me pregunta que cuando me voy a ir a trabajar a un mariachi; o el que me decía, cuando empezaba apenas, que alcanzaba a escuchar los grillos entre un acorde y otro, (y así surgió la Sonata de los Grillos -.-)

He ido avanzando poco a poco. Incluso en diciembre participé en un recital tocando una canción con otros alumnos de guitarra. O sea niños y adolescentes. Tal vez esa es otra de las cosas que me han pesado un poco más. En el recital ni siquiera volteé a ver a las personas del público. Y no por pánico escénico hasta eso. Sino porque me preguntaba que pensarían los papás de los niños de ver a una persona adulta ahí de compañera de sus hijos.
Mi maestra.

Aún me falta mucho, demasiado, por aprender. Pero hoy una de mis partes favoritas del día es poder practicar por las noches, e incluso cantar, con no poca falta de afinación, las canciones que ya he aprendido (lo siento vecinos). Ahora cuando escucho una canción que me gusta corro a buscar los acordes, claro que, si veo que lleva muchos acordes con cejilla (mi pesadilla aún) mejor la dejo para después. Y tengo una lista cada vez más grande de tutoriales de YouTube que quiero ir practicando cuando pueda.


Puedo concluir que nunca es demasiado tarde para aprender algo nuevo o encontrar una nueva pasión, (por cierto que aprendí a nadar apenas hace 4 años!) Qué cuando algo de verdad nos gusta encontramos el tiempo y las ganas para lograrlo.

¡Hasta la próxima!


Esta es la escuela donde tomo las clases:


 Blanca.

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