A principios del año vi una imagen en Instagram del epílogo de un libro que llamó mi atención. Al pie de la imagen el nombre del libro: "El café de los corazones rotos."Por alguna razón supe que de verdad quería leerlo.
Lo estuve buscando, pero no estaba disponible. Ni impreso ni electrónico, para poder comprarlo. Así que lo encontré en un sitio web de lectura donde puedes descargar PDF's, no es que me sienta muy orgullosa de ello, porque siento que de esa manera la autora no recibe nada por su trabajo (¡perdóname Penelope Stokes!)
Y bien, que me ha parecido la novela:
El título puede suponer que es una historia de amor, y no. Bueno si, pero no de amor romántico por así decirlo. Sino de amor por uno mismo, por los amigos, por los detalles.
La autora escribe en primera persona, no es mi forma de narración preferida, pero los últimos libros que leído han sido así, ya me estoy acostumbrando.
Tiene un estilo ligero, fácil de seguir, dando a la protagonista un buen sentido del humor, incluso cuando está pasando por malos momentos. En varias ocasiones durante la lectura me sacó algunas risas. Si, yo me río en voz alta cuando en algún libro hay una frase o situación graciosa. Si lo hacemos cuando vemos una película, porque no habríamos de hacerlo al leer.
Esta es la publicación de Instagram que llamó mi atención. |
En general la historia trata de Dell Haley, una mujer madura, que queda viuda al inicio de la historia. En la quiebra, sin estudios, se enfrenta al mayor reto de su vida, ¿qué hará ahora para no quedarse en la calle? Afortunadamente es buenísima en la cocina y tiene el apoyo de grandes amigos (Boone Atkins, mi favorito) y en el camino se encuentra algunos más.
Estos amigos también tienen sus historias, o sus corazones rotos por diversas situaciones, y encuentran un refugio en el restaurante de Dell, al que llama Heartbreak Café.
Es una historia linda, si, pero también llega a ser profunda en temas como la confianza que depositamos en las personas que queremos; en las veces que nos dejamos llevar por las apariencias o hacemos un juicio apresurado; de los matrimonios en los que hace mucho se está por costumbre o comodidad más que por otra cosa, incluso toca el tema del racismo.
Y al final, me ha robado un par de lágrimas. Bueno, aunque hay que considerar que soy llorona por naturaleza.
Cuando uno tiene gripa le recomiendan tomar caldo de pollo para sentirse un poco mejor. Si bien este libro no se convertirá en uno de mis grandes favoritos, su lectura si puede considerarse como caldo de pollo para el corazón.
Ah, lo olvidaba, siendo la protagonista una gran cocinera, en las últimas páginas vienen las recetas de sus comidas favoritas a lo largo de la historia. Tal vez un día de estos intente preparar alguna.
Y tiene una segunda parte, que ya pronto empezaré a leer y ya escribiré que tal.
Blanca F
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