domingo, 20 de agosto de 2017

Puebleando en Hidalgo. (Parte 2)

Continuando con mi reseña de mi viaje por el estado de Hidalgo...





 El domingo nos levantamos tempranito para que nos alcanzara el tiempo de visitar 2 pueblos más. Nos dirigimos primero a Mineral el Chico.
Toda una aventura la carretera para llegar a Mineral... vaya que tiene curvas, y si puede llegar a ser peligrosa si no se conduce con cuidado. Pero la vista en el camino lo compensa en serio, rodeado de árboles tan altos, que en algunos tramos solo dejan pasar un poco la de luz del sol, está de película gringa.

 Ya en Mineral el Chico buscamos alguna actividad como turibús o algo así, pero este pueblito es más de actividades ecoturísticas: recorridos en cuatrimotos, deportes acuáticos, etc, pero que pues dígamos no son nuestro tipo de actividades. Estuvimos un rato paseando por la plazita, que tiene un quiosco, y alrededor de la cual se encuentra el palacio municipal y la iglesia. 

Entonces escuchamos a un señor que invitaba a visitar el museo de minería, y pues allá fuimos. Total que el "museo" es un lugarcito pequeño, muy pequeño, donde tienen una exposición de fotos antiguas del pueblo, de los tiempos del auge de la minería; así como algunas herramientas utilizadas por los mineros. Incluso te hacen una pequeña demostración de como es que funcionaban las lámparas de gas con las que iluminaban las minas.


Y, en el exterior, hay una pared con un mural donde te puedes tomar fotos, con unos cascos, un pico y una pala bastante gastaditos. Pero, y a continuación mi análisis filosófico del día, es curioso como a veces las cosas más sencillas nos pueden causar tanta felicidad. Y es que nos dimos vuelo tomándonos fotos con los utensilios, en diferentes poses y sobre todo con muchas risas. En realidad fue un momento muy divertido.




 Después del recorrido por los puestecitos de artesanías, donde solo me quedé con las ganas de comprarme otro vestido bordado, nos dirigimos a Real del Monte. En realidad el nombre correcto del pueblo es Mineral del Monte. Solo que en tiempos del virreinato se le conocía con el nombre de "Real" y por eso es más famoso así.

Aquí si tomamos el turibús. Los camioncitos están pintados  simulando los autobuses ingleses, ya que los encargados de la explotación de las minas de plata fueron precisamente los ingleses.

El turibús te lleva por la ciudad y el guía te señala los lugares importantes, como el panteón inglés, algunas minas, el bosque del Hiloche, te cuentan leyendas, te recomiendan donde comer pastes y tiene una única parada en un mirador, donde además hay varios puestecitos de artesanías.

Siguiendo la recomendación del guía fuimos a probar los pastes de El Portal. Había una tremenda fila, tardé por lo menos media hora en llegar al mostrador. Pedí uno de carne con papa, que es el orginal. Estaba rico, pero, (me imagino que los hidalguenses me odiarían,) tampoco está tan bueno para volverse locos.

En el centro se puede apreciar la plaza con su quiosco, pero lo que resalta es la vista de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Y resalta porque una de sus torres es diferente. La torre sur, a diferencia del resto de la construcción, es de cantera gris, típica de los ingleses, y en donde está el reloj donado por los mineros.









Gastronomía
Y que sería un viaje sin probar la cocina local.

Restaruante Mina la Blanca en Pachuca.
Paste carne con papa.

Tulancingüeñas. Tortilas de maíz rellenas de jamón y queso amarillo.

Portal Viejo en Huasca.

Sopa de hongos.

Restaurante Tejeda el Serranillo, Pachuca.
Tlacoyos de alberjon con pollo.
 Restaurante Real del Monte, en Real del Monte.

Sopa Minera. Frijol, chicharrón y tortillas.


 Y claro, me comí un elote como en casi todos los lugares a los que voy. Ninguno ha superado aún al de Chignahuapan en Puebla.


 Pues como ya el año pasado había vistado Huichapan, ya solo me queda pendiente Tecozautla para terminar con los Pueblos Mágicos de Hidalgo. Esperemos que sea pronto.

Hasta la próxima.



Huichapan.




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