domingo, 23 de julio de 2017

Puebleando en Hidalgo. (Parte 1)

Pues con la novedad que otra vez me escapé un finecito de semana (¡pero si dejé todo organizado jefe!) Esta vez tocó conocer un poquito del Estado de Hidalgo. En especial 3 pueblos mágicos de los cinco con los que cuenta el estado.

Los Pueblos Mágicos de México es un programa de la Secretaria de Turismo, junto con otras instancias, que busca preservar y reconocer aquellas ciudades que han conservado su herencia, ya sea índigena, colonial o incluso ambas, y nos permiten conocer la riqueza cultural de nuestro país. 


En total al día de hoy hay nombrados 111 en total. He tenido la oportunidad de conocer 15, y hoy escribiré acerca de Huasca de Ocampo, que incluso fue el primero en ser nombrado como tal en 2001; Mineral del Chico y Real del Monte.

Bien, pues el sábado comenzamos por Huasca. En carro te toma alrededor de 40 minutos llegar saliendo desde Pachuca. Ahí optamos por tomar el turibús. Considero que cuando no vas con alguien que ya conoce el lugar, y tienes el tiempo limitado, tomar los recorridos es la mejor opción. 

La primera parada fue el Museo de los Duendes. Y te cuentan que en la zona los duendes hacen travesuras, como trenzar el cabello de las vistantes, o las crines y colas de los caballos. Tienen una exposición con figuras y nombres de cada duende y la suerte que te dan en algunas cosas. Estuvo entretenido.



Después pasamos por la Hacienda de Santa María Regla, pero el recorrido no incluía entrar, aunque si nos explicaron un poco acerca de ella. Nuestra idea era después volver para comer ahí, pero tristemente llovió mucho y mejor comimos en el centro de Huasca.

La siguiente parada fue en una lugarcito pequeño donde venden rompope de varios sabores (escogí el de coco) y dulces, bebidas, etc.

De ahí llegamos a la que sería la atracción más grande de Huasca: Los Primas Basálticos. En realidad te deja boquiabierto las maravillas que puede hacer la naturaleza. Está hermoso el lugar. Los prismas son imponentes. Incluso están incluidos en una lista que hizo hace algunos años TV Azteca sobre las maravillas de México.

El guía del recorrido te da una breve explicación de como se formaron, y es el lugar donde te dan mas tiempo para que puedas recorrerlo. Puedes atravesar por un puente colgante, (¡que se movía horrible!) Y también hay unas escaleras para que puedas apreciar desde abajo los prismas.



¡Mi cara de miedo!


También hay una tirolesa en el lugar. La verdad por lo regular soy bastante sacatona, pero está vez me armé de valor y si me aventé, ida y vuelta. Y si estuvo bastante chido.
Más cara de miedo


 Y pues ya volvimos al centro. También tienen recorrido de leyendas por las noches, pero nosotros nos teníamos que regresar a Pachuca antes que anocheciera. Aunque si me tomé una foto con uno de los personajes.


 Hay un mercadito donde comimos, (de la comida hablaré más adelante) y también se puede encontrar ropa típica y artesanías.


¡Yo me compré este vestido que me encantó!
Para esto ya nos dieron las 5 de la tarde y preferimos volver temprano a Pachuca porque estaba lloviendo y la carretera tiene algunas curvas.

En Pachuca, aprovechando que no era tan tarde, también tomamos el turibús. Este no tiene ninguna parada, y más bien te van dando una explicación de los lugares importantes de la ciudad y un poquito de historia.  Ah, ya recordé, si tiene una parada, en el Cristo Rey, que es una escultura, como su nombre lo indica, de Cristo, y que se encuentra en la cima del cerro Santa Apolonia. Pero a cierta hora ya no sube el turibús.

Y aprendimos el origen de la palabra "pachocha" que a veces la gente emplea para referirse al dinero, mucho dinero. Pues resulta que en la epoca del auge minero, los lingotes de plata tenían grabada la palabra "Pachuca" para indicar su origen. Los árabes, que compraban plata, a leer la palabra la pronunciaban así: pachocha...y se quedó para la posteridad.

En el próximo post les cuento sobre el domingo en Mineral del Chico y Real del Monte y claro, la comida!

¡Hasta la próxima!

Blanca F.

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